La junta de la trocola
El lunes llevé el coche a arreglar. Tenía el aire acondicionado roto desde hacía tiempo y no te das cuenta de lo burgués que eres hasta que llega el verano. El aire que salía por los ventiladores era caiente. Qué caló que dirían los Mojinos.
Entrar en el concesionario oficial y encontrarme con el encargado de taller me hace sentir como si me visten de luces (guapo iba a estar yo vestido de torero con este cuerpo de botijo que tanto me trabajo) y me ponen en Las Ventas el día los Vitorinos. Acojonao en una palabra.
Siempre tengo la impresión de que me van a clavar una pasta y que no tendré ningún argumento razonable para evitar el rejón -perdón por repetir el simil taurino- ya que no soyningún experto en mecánica (que levante la mano el que lo sea...).
Pero es que además de no poder rebatir las trolas que te cuentan, los mecánicos son expertos en no mojarse.
-¿Por qué cree usted que no enfría el aire?- preguntas intentando que te dé alguna pista.
Pero el tío del taller no es tonto. Sube las cejas y te da respuesta de oncólogo de la clínica Anderson de Houston.
-Ufff, no me quiero aventurar -dice- porque puede ser cualquier cosa. Hasta que no lo veamos...
Te muerdes la lengua y piensas ¡Coño que es un aire acondicionado de un coche, no el transbordador espacial de la NASA! Pero no dices nada. Eso sí, te dan ganas de proponer una porra entre los mecánicos a ver si así alguno se moja.
Te vas medio llorando y pensando que menudo clavo te van a pegar, sobre todo cuando te hacen firmar un papel donde pone "Renuncio a presupuesto" pero que tú en realidad lees "soy gilipollas y quiero que me den por culo mucho y bien" (con perdón por el simil gay, pero es la semana del orgullo).
Le ruego encarecidamente al encargado que aunque haya firmado el presupuesto, cuando tengan el diagnóstico me llamen y me den la tarde. Petición absurda porque sea lo que sea siempre que te van a decir lo más caro y tú vas a tragar. Y ellos lo saben. Lo que se deben reir cuando te vas.
Y como si fuese Nostradamus, la profecía se cumple. Me llama el encargado y me dice que se ha perforado el condensador y que hay que cambiarlo. Total: 670 euros.
¿Condensador? Coño, pero si condensador de flujo tenía el DeLorean de Regreso al futuro y yo tengo un coche normal. Esto debe ser un error.
Pero no. Ya hay dos coincidencias con la película de Spielberg: tu coche y el de la peli tienen condensador y tú también eres un McFly de la vida. Me imagino pagando os 670 euros al encargado del taller mientras me da capones y me pregunta Salva, ¿hay alguien en casa?...
Lo pienso un rato. Me dan ganas de tunear el coche y con 670 euros poner dos split de Daikin a cada lado. O conducir este verano con una camiseta de tirantes que ponga Iron Maiden y aguantar el calor. Pero al final, como siempre, trago ¿qué voy a hacer? Otra vez la maldita Junta de la trócola, Gomaespuma dixit.
El lunes llevé el coche a arreglar. Tenía el aire acondicionado roto desde hacía tiempo y no te das cuenta de lo burgués que eres hasta que llega el verano. El aire que salía por los ventiladores era caiente. Qué caló que dirían los Mojinos.
Entrar en el concesionario oficial y encontrarme con el encargado de taller me hace sentir como si me visten de luces (guapo iba a estar yo vestido de torero con este cuerpo de botijo que tanto me trabajo) y me ponen en Las Ventas el día los Vitorinos. Acojonao en una palabra.
Siempre tengo la impresión de que me van a clavar una pasta y que no tendré ningún argumento razonable para evitar el rejón -perdón por repetir el simil taurino- ya que no soyningún experto en mecánica (que levante la mano el que lo sea...).
Pero es que además de no poder rebatir las trolas que te cuentan, los mecánicos son expertos en no mojarse.
-¿Por qué cree usted que no enfría el aire?- preguntas intentando que te dé alguna pista.
Pero el tío del taller no es tonto. Sube las cejas y te da respuesta de oncólogo de la clínica Anderson de Houston.
-Ufff, no me quiero aventurar -dice- porque puede ser cualquier cosa. Hasta que no lo veamos...
Te muerdes la lengua y piensas ¡Coño que es un aire acondicionado de un coche, no el transbordador espacial de la NASA! Pero no dices nada. Eso sí, te dan ganas de proponer una porra entre los mecánicos a ver si así alguno se moja.
Te vas medio llorando y pensando que menudo clavo te van a pegar, sobre todo cuando te hacen firmar un papel donde pone "Renuncio a presupuesto" pero que tú en realidad lees "soy gilipollas y quiero que me den por culo mucho y bien" (con perdón por el simil gay, pero es la semana del orgullo).
Le ruego encarecidamente al encargado que aunque haya firmado el presupuesto, cuando tengan el diagnóstico me llamen y me den la tarde. Petición absurda porque sea lo que sea siempre que te van a decir lo más caro y tú vas a tragar. Y ellos lo saben. Lo que se deben reir cuando te vas.
Y como si fuese Nostradamus, la profecía se cumple. Me llama el encargado y me dice que se ha perforado el condensador y que hay que cambiarlo. Total: 670 euros.
¿Condensador? Coño, pero si condensador de flujo tenía el DeLorean de Regreso al futuro y yo tengo un coche normal. Esto debe ser un error.
Pero no. Ya hay dos coincidencias con la película de Spielberg: tu coche y el de la peli tienen condensador y tú también eres un McFly de la vida. Me imagino pagando os 670 euros al encargado del taller mientras me da capones y me pregunta Salva, ¿hay alguien en casa?...
Lo pienso un rato. Me dan ganas de tunear el coche y con 670 euros poner dos split de Daikin a cada lado. O conducir este verano con una camiseta de tirantes que ponga Iron Maiden y aguantar el calor. Pero al final, como siempre, trago ¿qué voy a hacer? Otra vez la maldita Junta de la trócola, Gomaespuma dixit.
1 Comments:
Dos cosas: el De Lorean lo que tiene es condensador de fluzo;
y es la trócola. Peieza esencial, que no existe.
Apunta esta:
A mi me hicieron cambiar los firuslillos del delco
Post a Comment
<< Home